¿Es recomendable prestar tus zapatillas para correr? 3 razones por las que debes evitar prestar tu calzado
¿Te han pedido prestado tus nuevas zapatillas running? Tanto si se trata de tu mejor amiga como de alguien a quien conoces del trabajo, hay ciertos objetos personales que nunca se deben compartir. La ropa interior, incluidos los calcetines, los pañuelos, el cepillo de dientes y las toallas son algunos de los objetos comunes que la gente sabe que no se deben compartir.
Entonces, ¿qué sucede con las zapatillas para correr? ¿Es conveniente usar zapatos usados? ¿Es bueno prestar nuestro calzado? Los zapatos son un territorio delicado. A nivel superficial, compartirlos no parece ser un problema. Al fin y al cabo este es un artículo que se emplea para pisar las carreteras, parques o terrenos.
Lo cierto es que no es seguro compartir zapatos. Hay una gran serie de preocupaciones que deben tenerse en cuenta antes de compartir zapatos con amigos o entre familiares. En este artículo, te explicamos las razones por las que no es recomendable prestar tu calzado. ¡Empecemos!
1. Incompatibilidad fisiológica
Cualquiera que sea tu talla, puede que no sea y quizás no sea la misma que la de tu pareja, amigo, hijo o alguien de la familia con quien tenga intención de compartir tu calzado. Aunque las tallas parezcan iguales, habrá diferencias fisiológicas.
Dos personas pueden tener la misma talla de zapato, pero los contornos exactos de tus pies pueden ser notable o sutilmente diferentes. Una persona puede tener los pies mucho más anchos o más delgados que la otra, a pesar de tener la misma longitud desde el tobillo hasta los dedos.
Algunas personas pueden tener tobillos más grandes o más pequeños, dedos más largos o más cortos, los dedos pueden ser más anchos y los pies más pesados. La curvatura de los pies también puede variar de una persona a otra, a pesar de tener la misma talla total.
Teniendo en cuenta las varias posibles desemejanzas entre los pies de dos individuos, ¿puede el mismo zapato calzar perfectamente a ambas personas? Si la respuesta es afirmativa, compartir zapatos puede estar bien, al menos desde el prisma de esta perspectiva. Hay otras cuestiones que deben tenerse en cuenta. Si los pies de dos personas no son idénticos, no se puede compartir el calzado.
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2. Forma de los zapatos
Tanto si se trata de unas zapatillas casuales como deportivas, todos los zapatos sufren un cambio de forma con el uso regular. La forma en que te pones de pie, la manera en que caminas o corres y la manera en que mantienes los pies en el suelo mientras estás sentado, así como la manera en que cuidas tus zapatos, tendrán un efecto indeleble en la forma exacta del calzado.
Cualquier zapato sufrirá un cambio en respuesta a la forma de tus pies y a todas las acciones que acabamos de mencionar. En otras palabras, el zapato que habías comprado en la tienda ya no es el que tienes en el momento de compartirlo con alguien. Por tanto, no se puede compartir.
Los zapatos han adaptado las formas para ajustarse a tus pies y eso puede no ser lo que necesita otra persona. Esto puede no parecer muy preocupante cuando se trata de zapatillas, pero la diferencia es más que sutil. Hay consecuencias negativas en lo que respecta a la comodidad, el apoyo de los pies, incluidos los tobillos, los arcos y los dedos, y la postura en general, tanto si estás de pie como caminando.
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3. Higiene y seguridad
Los pies son un terreno fértil para varios microbios, sobre todo hongos. Las uñas de los dedos son los puntos más vulnerables. La zona entre los dedos es menos vulnerable, pero no por ello deja de ser preocupante.
La realidad más incómoda es que los hongos pueden vivir en el calzado, desde las sandalias hasta las zapatillas. Puede que ni siquiera te des cuenta, pero en realidad estarías infectando a la persona con la que compartes tu calzado o viceversa.
Es cierto que los zapatos mojados o aquellos que trabajan en entornos donde hay una humedad relativamente alta o están expuestos a la humedad serán más vulnerables a un crecimiento excesivo de hongos.
No obstante, incluso quienes llevan calcetines todo el día y trabajan en entornos razonablemente limpios e higiénicos también tendrán hongos en los pies. Lo mejor es no facilitar la propagación de estos microbios compartiendo el calzado.
¡Ahora ya sabes por qué no debes prestar tus zapatillas! Asimismo, si recibes un par de zapatos usados y no quieres rechazarlos, lo primero que debes hacer es lavarlos y limpiarlos bien. Esperamos haberte ayudado a comprender la gran importancia que tiene el calzado en la salud de los pies.
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